Carl Jung dijo en una ocasión que "la astrología representa la suma de todo el conocimiento psicológico de la antiguedad" y de ese conocimiento se deriva la división de los seres humanos en cuatro tipos de temperamentos según el elemento (Fuego, Tierra, Aire, Agua). Las personas tenemos un modo particular de aprehender la realidad y de relacionarnos con ella, lo que hacen los elementos es, simplemente, reagruparnos a los que estamos bajo los mismos influjos cósmicos.
Aire: se relacionan con la expresión de la mente. Para estos nativos la vida emerge del pensamiento e intentan todo el tiempo materializar sus ideas y equipararlas con la realidad.
Fuego: por el contrario, se expresan a través del entusiasmo y la pasión y exponen su ego haciendo valer esas propias características.
Agua: emocionales y susceptibles, pecan de irracionalidad valiéndose de sus sentimientos para alcanzar lo que quieren.
Tierra: utilizan su practicidad en el mundo material. Mientras que los nativos de Fuego y Aire son de polaridad radiante o yang, los de Tierra y Agua son de polaridad receptiva o yin. A su vez, los Fuego se elevan buscando un ideal, mientras que los Aire se mueven horizontalmente relacionando lo que encuentran a su paso. La Tierra limita y ordena y el Agua siente y sabe desde el sentimiento.
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